viernes, 26 de junio de 2009
MOVIMIENTO
Amo y odio la poesía hasta arrancarme el corazón como una loca,
me vuelvo hueso inherente a la piel
hasta sucumbir al deseo de la muerte.
Amo y odio la poesia como una ciega,
como una torpe, como una necia, como un espectro,
como una vieja circunscrita al testamento del mundo.
Puedo arder con mi cuerpo en una hoguera
o sentir placer cuando tocarme se me escapa de las manos.
Derramo las tiras de mi piel en la palabra,
crezco con dedos de lagartija y ojos de búho,
una vibración polar que derrite el hielo
y saca mis ojos al mundo hasta hacerlos rodar.
No hay tiempo para detenerse
porque mi deseo es, que nada pare.
domingo, 21 de junio de 2009
viernes, 19 de junio de 2009
SEIS MIL MILLONES....
Seis mil millones de gargantas,
de cuerdas vocales,
de bocas,
de cabezas,
y si lo multiplico por dos,
doce mil millones de ojos,
de manos
de pies.
El mundo es una caverna,
oscura,
limítrofe a la poesía,
donde se oculta la voz del hombre.
Somos muertes de esfingues terrestres
o de peces aleatorios.
Somos cavernícolas hambrientos de sed,
de odio,
de idiosincrasia.
Todo es inversosímil,
fantasmagórico,
¡qué paren los trenes! ¡la locomotora! ¡las cicatrices de voz!.
Cuando la molécula de voz estalla
y nos alimentamos de los otros,
ya no somos seis mil millones, ni doce mil,
ni nada cuantificable.
Somos partículas de hidrógeno
con nuestra linterna de piel,
somos hemisferios de palabras
con cruces de voz.
Hay un péndulo que se balancea alrededor de la figura de bronce,
tiznada,
envejecida,
supletoria,
con sus mallas fatídicas de sangre.
Salgo de la bolsa
repleta de seis mil millones de burbujas,
de pliegues,
de cartílagos y tendones,
de vísceras y huesos.
Veo luz,
mis manos son viejas,
etéreas,
eternas,
inciertas.
Tantas palabras,
tantas letras de voz,
tantos trofeos de sobriedad
que mi cintura es una vacilación.
Y que vengan ellos, los que sean,
seis mil millones, doce mil o veinticuatromil.
domingo, 14 de junio de 2009
MIENTRAS SE CIERRA LA CORTINA
Mis labios tapan la oscuridad,
el centro en su burbuja de carbón
arranca la soga del silencio y la transforma.
Cabezas bailarinas,
lenguaje de huesos con su indiscrección gramatical,
pentagrama digital en el sonido de las rocas,
y el tiempo, que vuelve a mirarnos.
Mundo global que incinera la hipocresía,
cinturas de espuma que tienen cuerpo,
palabras en decadencia que tienen peso,
y el ojo, por detrás de la sombra.
A CONTRALUZ
Ojos abiertos,
manos eléctricas,
río de cuerpos,
ocho sílabas en el agua
y todo es tuyo.
Manos de árbol en la didáctica de insectos,
vivos al borde del instante,
horas de cuclillas, contigo,
y tras la herida,
fluye tu voz.
El blanco y todo su significado,
el rojo y todo su peso,
el amarillo con pico de ingravidez,
y el negro, desaparece.
Condena mental de las hadas en destrucción,
cada poro de hierro que se lleva el espacio,
cada revolución gris de las imágenes que tambalea tu dirección,
cada partícula en relieve que calla.
El cristal y el repertorio de magos, se suelta,
el centro está vacío,
y la sangre vuelve a su origen.
SE DESNUDA TU TRAJE
El mundo saca su trompeta,
en mitad del abrazo ídolos de azúcar,
laberintos de años silbando en el cuello de las calles,
en mitad del abrazo, a la intemperie.
Ojos que devoran y mueren
tras el bullicio de manos moradas,
se esculpen lienzos en blanco
donde situar la confluencia del espacio.
Tras la calavera de la idiosincrasia
barcos,
laberintos de bocas que se abren y pies como reptiles,
cadáveres que andan hasta eternizar el mediodía,
siempre llueve, en minúsculas y debajo de las olas.
Se calla todo lo imposible,
el espacio revienta en el sonido,
las palabras alargan su significado,
y el corazón
vuelca la sangre y lo llena de electricidad.
LATENCIAS
Salir del mapa
con pies de salto y manos de linterna.
Cuadrilátero de horas alteradas
que apartan el claxon de la sangre
y deshinchan los talones de la fiebre.
Alcantarillas de ciudad
vegetación en lugares comunes
que cantan a ritmo de fuego.
Invulnerable la lluvia que pierde la fuerza
mientras las manos de otros la condensan.
Fuego que abrasa los cuerpos,
rodillas de incorrección que parapentean el movimiento,
el sonido solo es nuestra aparición con ojos de mundo.
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