domingo, 27 de septiembre de 2009


LÁPICES

Dominó televisivo
que apelmaza las arterias y cae limpio.

Juntos en la rapidez
como divanes de caucho que inhalan la saciedad.

Polvo en la retina
que aletarga mis pupilas en una pesadilla.

Blancos y negros en la escala del color de la sangre,
hiriendo pasos de hielo
hasta convertirlos en rigidez.

Libianos dedos que no encuentran tinta
cayendo en el nido.

Me siento vértice
chocando una y otra vez en el fondo de un vaso vacío,
y después...dejo de oir.



MIENTRAS DURA LA ESCENA

Siento que el mundo es una esfera
figura cuadricular repleta de frío
con bordes metálicos e incombustibles.

Deseo matar el tiempo con mis tijeras,
clavarlas en el segundero de la soledad
y elevarlas hasta tocar el aire negro.

Me asfixio,
aprieto las manos hasta estrangularme,
me dejo caer
hasta perder los dedos.

Todo es metal,
sordidez cerebral que se astrigue hasta la médula.

Penumbra,
redondez visceral que me devora,
silencio voraz que se eleva en la caja que me lleva.

Cada parte sin resolver,
revela un sin sentido catódico,
que conecta los cables de la nostalgia
y enreda la oscuridad en un aplauso.


martes, 15 de septiembre de 2009


A MI PADRE

Me quedo sorda,
las manos me pesan y se desborda mi cerebro de cables.

Me aplasto por el peso,
huelo a incienso,
mi cabeza gira entorno a tu ojo.

Dientes inmóviles frente a tí,
con mis dedos pulso la soledad,
caigo de frente por el precipio de tu espalda.

Silencios,
tapadera destructora de orígenes
que se enlazan a mi vientre.

Giro como una cuerda
caen mis plumas hasta desnudar mi tiempo.

Te miro lejos,
en una imagen cortada y me quedo vacía.
Ya no me acuerdo como es tu rostro.