martes, 3 de noviembre de 2009


ASFALTO

Se calló el niño,
los ojos ya no lloran,
se hipnotizan los huesos del caracol
hasta romperse.

Hay algo que no me pertenece
la gelidez de los ataques que me aplastan
y el despropósito de no sentirme tuya.

Me vuelvo redonda
difusa y amorfa
ajena a tus ojos alienados
dormida en el estallido.

No puedo pensarte
si no es con los labios doblados
y el cuello volcado en tu solapa.

Me aplasto en círculos
y vuelo repleta de burbujas,
giro con agujas de plástico
y estimulo mis ojos de gato.

Telarañas de viento
y ojos de metal
que no dejan ver tu escondite.

Agonizas, revientas, te congelas
y tus ojos mueren en el ártico.

El tiempo se agota en tus senos
y cada palabra tuya recae en el hielo.

Eres un violín
y ya no me atrapo en tus cuerdas.

Epígrafe: "Pensé en el vientre de mi madre de Nina Salinas"

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