martes, 5 de mayo de 2009

TEMPESTAD

Filiforme membrana de hombre
en medio de un mensaje hueco,
zapatillas
trozos de seriedad sedientos de hambre
visualizando al camello en un oasis desnudo.

Con tus ojos
con tu rostro alborotado
en medio de la plaza sindicalista del orden.

Tu camiseta astringente
lobo uraño
metamorfoseando el cansancio de los siglos.


Pato,
fósil hueso
grito cuando veo tu sangre.

Reloj negro
cita ascórbica con la destrucción del hombre
ébano narcisista con su paraguas.

Aquel pintalabios verde
que agiliza tus ojos como una libélula rapaz
enfrente de un caparazón de cobre.

Callamos con sombras originarias
enhebrando los pelos en medio de la calle.

Eres tiempo de asparto
volcado en la visera de la incongruencia.

Y llega el ocho,
la colocación del pensamiento
en el tenebroso dramaturgo de la luz.


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